Las cometas tripuladas (1)


Si bien los relatos sobre cometas empleadas para transportar y elevar hombres, proliferan en China, Japón y demás países del Sudoeste Asiático, la veracidad de los mismos puede ser dudosa.

Lo que es cierto, es que el miedo a una invasión desde el aire, de los antiguos orientales pudo muy bien, ser la causa de una antigua ley japonesa que prohibía construir cometas gigantes, que pudieran transportar un hombre.

A pesar de eso, los relatos japoneses referentes a cometas tripuladas son numerosos, como el referente al famoso ladrón Kakinoki Kinsuke, el cual valiéndose de una cometa tripulada, intentó robar las escamas de oro de las figuras de delfines que coronaban las torres del castillo de Nagora. No tuvo mucho éxito en el intento, pues aunque logro tomar tierra sano y salvo, con un puñado de escamas en la mano, fue arrestado y condenado a ser hervido en aceite junto con toda su familia. Doscientos años más tarde, en 1927, otro ladrón robo tan preciadas escamas, pero esta vez la cometa no tuvo nada que ver.

Otro relato se refiere a la fuga de la Isla de Hachijo, por parte del hijo del samurai Minamoto-no-Tametomo, famoso guerrero del clan Genji, que fue desterrado con su hijo a dicha isla. No queriendo que su hijo muriese en tan alejado lugar y su dinastía no perdurase, construyó una gran cometa, con la que el hijo de Tametomo, pudo con éxito cruzar el mar, volando en ella y huir.

Todavía existe un cierto grado de ambigüedad, al hablar de cometas tripuladas, entre la evidente diferencia que existe entre una cometa portadora y otra elevadora.

Las cometas descritas y mostradas en los grabados orientales de la época, el pasajero esta dentro o encima de ella, este tipo sería portadora.

En el siglo XIX, en occidente cuando los pioneros, empezaron a experimentar con cometas tripuladas descubrieron que el pasajero en el interior interfería en las propiedades aerodinámicas del instrumento. Por lo tanto desarrollaron el concepto de cometa tripulada elevadora, en la que primero se elevan las cometas hasta que se alcance la estabilidad necesaria, entonces, se iza al pasajero por la cuerda.

Un vuelo tripulado con cometas, para ser considerado como tal, debe cumplir los siguientes requisitos:

a) La persona a elevar debe ser un adulto.

b) El punto de sujeción en el suelo debe permanecer estacionario, para descartar que se arrastre la cometa.

c) La cometa y su carga no poseerán movimiento relativo apreciable respecto al aire, así no se incluye a los paracaídas y los planeadores.

d) Como la velocidad del viento fluctúa en intensidad y dirección, la altura alcanzada y duración del vuelo no serán elementos comparativos, entre sistemas.

La primera referencia seria, que se tiene del vuelo con una cometa tripulada, en occidente, es la debida al maestro de escuela ingles George Pocock, quién relata en un libro publicado en 1827, aparte de sus experiencias en las cometas tractoras, como veremos más adelante, de cómo había remontado a su hija Martha hasta una altura de 90 m, por medio de un sillón suspendido de la cuerda de una cometa. Posteriormente elevaría a su hijo, desde la playa a un acantilado, a una altura de 60 m. Después del aterrizaje sin problemas en la cima del mismo, el muchacho descendió, desplazándose por la cuerda de la cometa con el sillón, hasta precipitarse sobre el piloto de la cometa.

Si bien la fecha de estas experiencias es incierta, parece que se pueden situar alrededor de 1825, la incierta edad de los hijos de Pocock, hacen que algunos autores no consideren estos vuelos como los primeros vuelos humanos con cometas en occidente, al no cumplirse la primera de las condiciones anteriores.

Un dudoso competidor en la gloria de ser el primer occidental el elevarse, con ayuda de una cometa, fue el capitán de barco y aviador aficionado francés Jean-Marie Le Bris, quien el 1827, construyó un planeador con las formas de un albatros, sobre la base de los estudios que sobre estos pájaros había realizado, en su juventud, a lo largo de sus viajes por la mar. Para probar su planeador, Le Bris, lo amarró a una cuerda y como si fuera una cometa lo arrastró con ayuda de una carreta de caballos. Su intención era que cuando hubiese alcanzado altura, soltar la cuerda, y planear "suavemente" hasta el suelo. Durante la maniobra, los caballos se desbocaron, lo que provocó un accidente de lo más curioso. La cuerda se rompió y se enroscó en el cuerpo del cochero, el cual salió por los aires. Afortunadamente, en el aterrizaje forzoso que se produjo, solo se saldo con una pierna rota de Le Bris, que, continuó sus experimentos con otros diseños de planeadores empleando esta vez, un lastre como piloto.

El francés Biot, que diseñó una cometa rectangular plana, con dos conos de viento en cada lado y un estabilizador de hélice en la parte inferior. Con ayuda de este artefacto, logro elevarse, según su testimonio, del suelo en 1868.

El aeronauta ingles Joseph Simmons, considerado a veces como un charlatán, realiza vuelos en 1876 con cometas, sin mayor trascendencia.


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